top of page

NO TE QUEDES EN PIJAMA, DURANTE EL CONFINAMIENTO, te puede entrar la apatía o tristeza.

Es importante tomarse en serio este cambio de vida en el que las paredes de tu hogar se han de convertir en tu lugar no solo de intimidad, o de entretenimiento, sino también de trabajo (aquellos que a través del ordenador siguen con su día a día como si de una clase escolar, una redacción, una oficina o un gimnasio se tratara).

Durante estos días en los que el teletrabajo ha sido una gran novedad para muchos de nosotros, es posible que la falta de estructura y rutina nos domine y nos veamos tentados a dejarnos llevar por suculentos hábitos perezosos... «Acostarnos y levantarnos tarde, trabajar en pijama, no ducharnos (sí, como lo lees), tirarnos en el sofá durante horas o por el contrario no tener descansos, ni un horario laboral fijo y terminar trabajando más horas de las acordadas pueden ser solo hábitos del inicio de depresión y ansiedad.


No pierdas tus hábitos


Estamos confinados en casa, sí, pero eso no es sinónimo de dejar de hacer lo que hacíamos cuando teníamos la libertad de ir y volver de donde quisiéramos. Por eso, tal y como aconseja Lucía Jiménez, experta en productividad y creatividad para emprendedores, habría que mantener, dentro de las posibilidades, las prácticas de siempre en nuestro día a día. «Incorporar rutinas de apertura y cierre de la jornada nos permite también separar el trabajo del ocio. Debemos hacer actividades que nos sirvan para conectar y desconectar del trabajo. Por ejemplo, antes de trabajar podemos arreglarnos y cuando terminemos ponernos el pijama y relajarnos leyendo», dice.


La falta de estructura puede desvirtuarnos o llegar a difuminarnos: «Podemos abandonarnos y poco a poco sin ser muy conscientes... ¡Pum! La llegada de la apatía y la tristeza puede comenzar a instalarse en nosotros». No hay que perder de vista nuestros hábitos. En definitiva, la estructura de vida que llevábamos, porque de ello dependerá que nuestro autoconcepto y valía personal no se vean afectados. «Habrá quien diga: 'pero si nadie va a verme...'. Ahí precisamente está el reto: vístete, échate perfume, haz tu ritual diario de belleza...Solo para ti y para nadie más».


¿Qué nos produce esta tristeza indescriptible?


Muchos son los factores que pueden estar generando cierto malestar emocional:

- La pérdida de nuestra rutina diaria.

- No estar en contacto con la luz del sol. El sol es generador de vitamina D, a pesar de no estar relacionada directamente con la aparición de depresión, sí que niveles bajos de Vitamina D pueden tener cierta relación con la aparición de síntomas depresivos.

- La pérdida temporal de ocio y actividad, así como la práctica de deporte al aire libre.

- No poder tener contacto físico con nuestros seres queridos. Los seres humanos somos seres sociales y necesitamos el contacto con los demás para nuestra supervivencia.



La situación que acontece ha roto nuestra rutina por completo, y es importante generar unas nuevas costumbres en el momento vital en el que nos encontramos. Es primordial que sigamos con la misma rutina de horarios: levantarnos, ducharnos y vestirnos antes de comenzar a trabajar. Sería conveniente ir a la cama a la misma hora que antes del confinamiento para levantarnos descansados al día siguiente. Despertarnos tarde y dormir más de la cuenta puede hacernos entrar en un bucle de malestar.

En definitiva, hay que poner en marcha algunas pautas para disminuir las consecuencias generadas por el confinamiento. En este periodo es necesario cuidarnos psicológicamente para prevenir que derive posteriormente en trastornos de tipo emocional, como problemas de sueño, ansiedad o depresión. Aconsejo que todos estemos en contacto con nuestros familiares y amigos, y una buena opción es realizar videollamadas o hablar por teléfono con frecuencia. Además, es conveniente que expresemos cómo nos estamos sintiendo emocionalmente con esta situación. Es posible que aparezcan diferentes estados emocionales cambiantes.

















Fuente: ABC, Bienestar.

Comments


bottom of page